miércoles, 5 de junio de 2013

Inteligencia Emocional. Exprésate






Todos somos seres sociales.
Unos más y otros menos, todos necesitamos comunicarnos con otras personas y expresar nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras opiniones...
La manera en que nos expresamos dice mucho de nosotros.

Muchas veces la manera en que nos relacionamos con los demás es poco adaptativa y no nos hace felices. Muchas personas no consiguen expresar sus sentimientos y deseos, otras no saben expresar lo que quieren si no es de una manera agresiva.

Nuestra sociedad y la manera en que nos han educado a la mayoría,  nos han enseñado a no ser asertivos, a conformarnos, a no pedir demasiado, a no preguntar mucho, a cumplir con nuestras obligaciones, sin embargo esa misma educación no se ha preocupado de enseñarnos  a  perseguir lo que queremos, a expresar nuestros deseos y a preocuparnos  por ser seres felices, respetando siempre a los demás.

 La educación que hemos recibido nos hace confundir el egoísmo con el hecho de preocuparnos de nosotros mismos, de querernos y de no renunciar a nuestros deseos.
No tiene nada que ver una cosa con la otra, la persona egoísta, principalmente solo piensa en si mismo y no se preocupa por la situación o el bienestar de los demás. Sin embargo el hecho de querernos a nosotros mismos y de perseguir nuestra felicidad no nos impide respetar y preocuparnos por la felicidad de los otros y su bienestar.
De echo, si no somos felices y no estamos contentos con nosotros mismos y nuestra situación, será más difícil que podamos dar lo mejor de nosotros mismos a los demás.

La vida  no debe ser solo, deberes ni hacer felices a los que nos rodean (hijos, padres, maridos, mujeres...) sin preocuparnos de hacernos felices a nosotros mismos.
A la larga esto pasa factura, nos hace personas infelices, irritables, a veces nos convierte en personas agresivas. También, esto puede llevarnos a trastornos psicológicos como ansiedad o depresión.

A menudo pensamos que los demás deben saber nuestros deseos sin que se lo  tengamos que decir, y nos escudamos en esto para no solicitar lo que queremos. Esto, a la larga nos pasa factura ya que no sentiremos cada vez más frustrados y nuestras relaciones se deteriorarán.


*****


Las personas sumisas, no saben pedir, solo dar, solo cumplir con las obligaciones, solo cumplir con las responsabilidades, se sienten responsables de todo lo que pasa, del bienestar de los que le rodean. No saben disfrutar, no se plantean lo que quieren o necesitan, a veces ni siquiera lo saben porque nunca se les ha ocurrido preguntárselo.
Son personas con las que es fácil convivir, pero a la larga esto provoca ansiedad, malestar, baja autoestima, sentimientos de rabia y de irritabilidad hacia las personas a las que cuida, depresión ...

Las personas agresivas, muchas veces lo que esconden es una baja autoestima, han aprendido que solo si son agresivos pueden conseguir lo que quieren, no se  saben relacionar con los demás de forma correcta, esto también pasa factura ya que las relaciones que tienen no son satisfactorias y la autoimagen se va empobreciendo al mismo tiempo que sus relaciones.


*****


NUESTROS DERECHOS COMO PERSONAS

Todas las personas tenemos derechos que deberíamos respetar si nos queremos, y que muchas veces nos saltamos, a veces incluso sin darnos cuenta.
Es muy recomendable respetar siempre nuestros derechos, y no hay que olvidar hacerlo respetando siempre el derecho de los demás.

Alguno de estos derechos son:

- Derecho a ser tratado con respeto y dignidad
- Derecho a tener opiniones propias y expresarlas cuando queramos
- Derecho a ser escuchado
- Derecho a decir NO sin sentirnos culpables
- Derecho a pedir y no renunciar a lo que quiero
- Derecho a tomar mis propias decisiones
- Derecho a cambiar
- Derecho a cometer errores
- Derecho a decidir que hacer con mi cuerpo, mi tiempo y mis propiedades
- Derecho a tener éxito
- Derecho a descansar
- Derecho a disfrutar
- Derecho a superarme
-Derecho a decidir con quien quiero estar y con quien no
-Derecho a quererme y respetarme
-Derecho a cuidarme
-Derecho a decidir que principios debo seguir y cuales no
-Derecho a no tener que agradar a todos


Pregúntate cual de estos derechos te estás quitando, todos son importantes y no debes  renunciar a ninguno.

*****

No es necesario agradar a todo los que nos rodean.

En las relaciones cotidianas ( cónyuges, hijos, padres, hermanos, amigos...)
Si anteponemos siempre la felicidad de los demás a la nuestra, estamos pagando un precio muy alto por agradar. A la  larga nos sentiremos cada vez más frustrados, más irritables, sentiremos que los demás no nos dan  lo mismo que nosotros ofrecemos y les veremos como seres egoístas, si mantenemos esto, podemos llegar a tener ataques de ansiedad, depresiones... Y, por supuesto nuestras relaciones con los demás se deteriorarán.

Pensar en uno mismo (respetando siempre los  derechos de  los demás) no significa ser egoístas. Si nosotros no somos felices, no podremos hacer felices a los demás.

Si queremos dar lo mejor de nosotros mismos, primero es necesario que nos respetemos y nos cuidemos, que atendamos a nuestras necesidades y nos sintamos bien con nosotros mismos. A partir de ahí podremos ofrecer lo mejor, ayudar a los demás y disfrutar de relaciones positivas.
 
Si nuestras relaciones se basan en pisar constantemente nuestros propios derechos para hacer más felices a los otros, entonces estamos siendo injustos con nosotros mismos. Además estas relaciones están basadas un precio demasiado alto que terminará por perjudicar nuestra propia salud mental y la relación en si.
 

Si te saltas tus derechos estás dando permiso a los demás para que también se los salten.

Si estamos muy pendientes de no herir a nadie en ninguna circunstancia, acabaremos lastimándonos a nosotros mismos y a los demás. P.Jakubowski
 
 


Hasta el próximo post. Felices días de respetar y ejercer nuestros derechos y de sentirnos orgullosos de quienes somos.
 
Mer Muñoz
 
 



Artículos relacionados

La culpa

El poder de las palabras

Autoestima y Autoimagen