lunes, 20 de julio de 2015

Relaciones de pareja. Separación, emociones y adaptación



 
 
Cuando una relación de pareja se acaba, sea cual sea el motivo, siempre es necesario un período de adaptación al nuevo estado.

Independientemente de quien sea el que hay tomado la decisión, o la última decisión de acabar con la relación, el tiempo de adaptación es necesario en cualquier caso.

Es verdad que, dependiendo del nivel de dependencia, o de la capacidad de adaptación, y en gran medida de los pensamientos que tenemos, la adaptación será más o menos difícil y más o menos larga.

En cualquier caso, este período tiene altibajos emocionales y en él podemos experimentar muchas emociones distintas, que también se pueden ver reflejadas en síntomas físicos como (taquicardias, problemas digestivos, falta de sueño, problemas musculares, dolor de cabeza...)

Nuestro cuerpo y nuestra mente están relacionados y forman un todo, de tal manera que los problemas mentales afectan a nuestro cuerpo, así como nuestros problemas físicos también afectan de manera directa a nuestro estado emocional.
 

Sentimientos y emociones
Ante una separación se pueden experimentar emociones y sentimientos parecidos a los de un duelo (pues no deja de ser una pérdida y una nueva situación vital a la que adaptarse)
Se pueden dar sentimientos de tristeza profunda, desarraigo, no saber muy bien cual es nuestro sitio o a que dedicar nuestro tiempo, soledad...
Si además se da la circunstancia de que también existe un cambio de domicilio, se pueden añadir sentimientos de pérdida de raíces, sentirse en un lugar que  no es el tuyo, echar de menos la casa anterior, los muebles, las paredes, la luz, los pasillos, el portal, el barrio, los vecinos...
Cuando además la separación viene acompañada de no-aceptación del entorno, también se suman sentimientos de culpa ya que los demás se encargan de recordarnos una y otra vez que lo hemos hecho mal, que estamos equivocados, que somos "malos" "tontos"...


La culpa
Ante una separación el sentimiento de culpa y saber manejarlo es muy importante. Este sentimiento se puede tener por tomar la decisión, por no tomarla, por haber actuado de una  determinada manera durante la relación, por no haber actuado...
 Puede verse aumentando ( y mucho )por la reacción de los demás ante la separación, por los mensajes que recibimos de nuestros allegados, familiares o no.
El sentimiento de culpa puede llegar a pesar tanto que nos confunda, que nos paralice o que nos haga entrar en una depresión.
La culpa puede ser buena cuando nos permite  avanzar  o rectificar pero no cuando nos confunde o nos hace tener pensamientos distorsionados que no son reales, tampoco cuando nos paraliza  o nos impide hacer lo que realmente queremos.
La culpa, generada por los demás o por nosotros mismos es un sentimiento muy invalidante, es bueno que nos enfrentemos a ella y que sepamos interpretarla de una manera realista.


Adaptación
Es positivo que nos permitamos tener este período de adaptación, que nos permitamos sentirnos mal, tristes, con poca fuerza, con sentimientos de soledad y tristeza. Normalizando la situación y no exigiéndonos estar bien desde el principio. El exigirnos estar bien a muy corto plazo puede generarnos más ansiedad y más mensajes negativos que nos lanzaremos a nosotros mismos ("debería sentirme bien", "soy un débil por estar así", "no soy capaz de ser independiente", "siempre me sentiré así" ...)
También el esperar sentirse bien en poco tiempo puede confundirnos y hacernos pensar que nos hemos equivocado al tomar la decisión o que no podemos sentirnos bien sin nuestra ex-pareja.

A menudo quien decide poner fin a la relación es quien más ha sufrido en ella, a veces quien decide poner fin a la relación es simplemente la persona que decide dejar de cerrar los ojos  ante la realidad de una relación rota por distintos motivos, por eso también es posible que la persona que decide poner fin a la relación tenga un proceso de adaptación difícil.

Date tu tiempo, y vive el proceso.
Independientemente de que hayas sido tu quien tomó la decisión o no e independientemente de los motivos, necesitas un tiempo de adaptación, necesitas pasar el proceso y respetar tus emociones sin castigarte por tenerlas.

Demos tiempo a que nuestra mente se adapte, a que nuestro nuevo estado se normalice, a que sepamos disfrutar de la vida de otra manera, a que aprendamos a sentirnos bien en nuestra nueva situación.  Demos tiempo a que nuestro proceso de adaptación se complete, no nos rindamos antes de tiempo y no saquemos conclusiones precipitadas.

Date tiempo para adaptarte, permítete sentirte mal, no te pongas etiquetas por ello.
Aprende de tu nueva situación y no dejes que los demás piense por ti.



Mer Muñoz
 

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