domingo, 30 de diciembre de 2012

El poder está en nosotros: Las palabras






El poder de las palabras

Hoy vamos a hablar de una de las maneras que tenemos de actuar sobre nosotros mismos, de unos de los poderes que tenemos para mejorarnos como personas y ser más felices: las palabras.



Las palabras que nos decimos a nosotros mismos ejercen una influencia enorme sobre nuestra personalidad, nuestra manera de ver la vida, nuestras relaciones con los demás y nuestro estado de ánimo.

 
No nos damos cuenta, pero continuamente estamos enviándonos mensajes a nosotros mismos, estos mensajes pueden ser positivos o negativos, muy a menudo, por nuestra educación, o por nuestras vivencias, estos mensajes son automáticos y continuamente nos estamos reprochando cosas a nosotros mismos, nos enviamos mensajes del tipo, “claro, yo nunca conseguiré esto o aquello…”, “eso no es para m…í”, “no me atreveré nunca a…”, “mi vida es mala…”, “yo no sirvo para…”.
Estos mensajes muchas veces están tan interiorizados que ni siquiera nos damos cuenta de que estamos enviándolos. Pero en nuestra mente, en nuestro subconsciente, todo esto se queda grabado (todo lo que nos decimos, todo lo que vivimos, todo lo que escuchamos se queda grabado en nuestro subconsciente). 
Lo que tenemos grabado en la mente nos envía a su vez mensajes a nuestro consciente, y nos hace actuar y sentirnos de una manera u otra. Por esto es muy muy importante lo que nos decimos a nosotros mismos, estos mensajes pueden hacernos mejores o peores personas. Si nos acostumbramos a enviarnos mensajes positivos, a enviarnos mensajes de lo que valemos, de que podemos conseguir lo que nos proponemos… estos mensajes también se quedarán grabados en nuestro subconsciente y nos hará ser más valientes, más optimistas, mas trabajadores… no nos rendiremos antes de empezar, nos veremos como personas con ilusiones y ganas de luchar por lo que queremos.
 Podemos cambiar lo mensajes negativos que tenemos ineriorizados  Muchas veces estos se deben, no solo a lo que nos decimos a nosotros mismos sino también de lo que hos han dichho a lo largo de nuestra vida.
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Os propongo un ejercicio muy sencillo, solo tenéis que intentar imaginar lo que os describo:

Imagina que estás en tu casa,  abres la nevera y coges una naranga, notas la piel de la naranja en tu mano, está fría, su color es naranja un poco brillante, es grande y no la puedes rodear por completo con tu mano.

Ahora la partes por la mitad , ves su color naranja rodeado de blanco, su olor invade la habitación, te llevas una mitad a la nariz y la hueles, el olor es más intenso y te encanta. Ahora cortas un trozo de naranja y te lo metes en la boca, dejas que el sabor te llene. Es una sensación muy placentera.

Si has hecho bien el ejercicio, habrás notado que se te hacía agua en la boca.

Con este sencillo ejercicio hemos demostrado el poder de las palabras, y el poder de nuestra imaginación.  Aunque nuestro cerebro sabía que la naranja no era real, nuestra mente ha enviado mensajes que han hecho que nuestras glándulas salivales reaccionen. Las palabras que nos hemos dicho han hecho que nuestro cuerpo reaccione de una manera determinada.

Este es un ejercicio muy simple, pero pensad en todo lo que podemos hacer con nosotros mismos si nos enviamos las órdenes y los mensajes adecuados. Pensad en lo que podemos hacer con nuestros hijos si los mensajes que les enviamos todos los días son mensajes constructivos, mensajes que les hagan ver que pueden mejorar  (no digo con esto que les dejemos hacer lo que quieren, nada más lejos de mis palabras, sino que les eduquemos como seres fuertes y que sepan que aunque se equivoquen pueden mejorar).

Tus palabras provocan cambios en tu mente y en tu cuerpo, ten cuidado con lo que te dices, emplea bien este poder, muy a menudo lo empleamos para hacernos daño y debemos hacer lo contrario.

Os aseguro que esto funciona, ¿os parece demasiado simple? ¿os parece que no funcionará?

Solo probadlo, os animo a que todos los días por la mañana y por la noche os digáis a vosotros mismos un par de frases positivas, como “puedo hacer esto si me lo propongo…”, “puedo   mejorar como estudiante”, “puedo hacer mejor mi trabajo”, puedo ser mejor esposo/esposa”, “puedo ser mejor padre”, “puedo ser menos tímido”, “cada día que pasa me siento mejor”

 

Tus palabras no solo reflejan la realidad sino que también la crean.
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El poder está en ti, debes utilizarlo para mejorar.
Ahora que acaba el año, os animo a que empecemos el nuevo año con energías renovadas.  Pensad en vuestro poder interior, empecemos el año con alguna frase positiva.

Este año va a ser mejor para mi, voy a mejorar como persona y voy a tener un año de buenas experiencias...

Todos los días del año próximo me diré frases que me hagan mejorar, he descubierto este poder y lo voy a utilizar.

 
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Termino este artículo con una frase para el año que  viene. 

¡Feliz 2013, el próximo año será mejor para todos nosotros y utilizaremos todo lo que aprendemos para ser mejores!
 
Un abrazo para tod@s.
 
Mer Muñoz Garcia

2 comentarios:

  1. ¡¡FELIZ 2013 para ti y GRACIAS POR TUS ARTÍCULOS, MER!!
    Contribuyes a Crear un Nuevo Mundo lleno de Esperanza y Alegría.
    Es cierto, cada palabra pronunciada conscientemente crea un vínculo con la FUERZA DE NUESTRO PROPÓSITO y hace que, tarde o temprano nuestros sueños se hagan realidad. Besos para tod@s!!

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  2. Feliz 2013 querida Mayte.
    Que en este nuevo año empleemos las palabras para crecer y hacernos mejores personas.
    Un abrazo.

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